Fueron las certezas las que me picaron,
hasta hacerme sangrar,
el adiós llegó con algodones,
caramelosidad de un carnaval
que fue más mortaja que disfraz.
No mintieron las horas,
ni el momento, aunque lo hubiera querido,
incertidumbres que son cianuros,
alguien me advirtió del olvido,
en consejos de postal,me recojo la manga ,
no son manchas, bendito escorbuto,
la eternidad es un tatuaje
cuando el amor fue un gigante
que aplastaba envidias acorazadas
y mal agüeros con traje,
no me lloren los despertares,
llórenme los desperdicios , derrames .
Quise parar tanto el tiempo… no!
salvaje felicidad
que también paré tu amor.
La anestesia en una trampa del bienestar
que te hace muñeco del letargo ,
pasado por agua y espolvoreado
en la idotez de lo dejados
donde nadie se esperaba la cama vacía,
los mensajes sin te quieros
y los buenos días frente al espejo.
Sonó el despertador de la realidad.
Bienvenido a mí mismo, pendejo.
( W.A.F. Febrero 2017)